La Quinquilla, situada en la Sierra de la Torrecilla, se ha integrado en la red de custodia del territorio de la asociación tras la firma del convenio con la familia propietaria.

Con 153 hectáreas de extensión, se encuentra en la umbría del Cejo de los Enamorados, es uno de los parajes más emblemáticos del entorno de Lorca, de los de mayor calidad paisajística y ambiental. Incluida en su mayor parte en Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección para la Aves (ZEPA), es una propiedad que alterna cultivos tradicionales de olivo y cereal con pinares de pino carrasco, matorrales, “badlans” y roquedos. La variedad de hábitats, junto al agua de que dispone la finca de forma natural, favorece que exista una elevada biodiversidad.

Aunque en algunas publicaciones aparece como La Quintilla, tanto la familia propietaria como personas vinculadas a esa zona desde hace generaciones la denominan La Quinquilla por lo que se ha decidido mantener el nombre más popular, teniendo en cuenta además que en IBERPIX figura como Cortijo la Quinquilla.

Como la propiedad cuenta con bancales disponibles, los dueños abordarán una iniciativa para ampliar la superficie ocupada por el olivar de secano e ir recuperando paulatinamente el cultivo tradicional y producir aceite de calidad de forma sostenible.

Destacable es un olivo considerado milenario por el Catálogo de Árboles Monumentales y Singulares del Municipio y está recogido en la Ley 14/2016, de 7 de noviembre, de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Región de Murcia, que cuenta con un tronco con un perímetro de 6,10 metros. El Catálogo municipal destaca que su estado de conservación es muy malo ya que el tronco está hueco, ha sufrido pérdida de parte de éste, no presenta brazos principales y su hábito está constituido por rebrotes que parten del mismo tronco. Igualmente el Catálogo del Ayuntamiento indica que podría tener un origen romano, pues a su lado se ubica una villa romana, por lo que es muy posible que fuese plantado por los antiguos habitantes de dicho lugar. ACUDE solicitará a las administraciones competentes que tomen las medidas necesarias para el mantenimiento del olivo, ya que al estar catalogado como monumental existe una clara responsabilidad administrativa en su conservación.

La villa romana mencionada es otro de los elementos destacables de la finca. Según la información que aparece en la página web de la Oficina Municipal de Turismo data de la primera mitad del S. II a. C. y fue descubierta en el año 1876; las excavaciones comenzaron en el período 1981 – 1985 y, tras unos años de interrupción, se volvieron a retomar en 1991. Esta reanudación permitió documentar la presencia de 35 estancias dispuestas en dos niveles distintos; en el primer nivel se encuentran las estancias de servicio y un complejo balnear, y en la parte superior las habitaciones donde se han descubierto pavimentos con mosaicos y decoraciones con pinturas. En 1998 fue declarada Bien de Interés Cultural. Actualmente, se puede ver sus mosaicos en el Museo de Arqueología de Lorca.

En la finca crecen un ciruelo y un peral añosos de variedades cultivadas antaño en la zona, por lo que podría tratarse de un recurso genético interesante de conservar y multiplicar.

La familia Gil-Barnés y ACUDE colaborarán para la mejora y conservación de la propiedad y de sus valores ambientales, que han llegado hasta el siglo XXI gracias al esfuerzo de personas que durante muchos años han vivido allí y mantenido un aprovechamiento tradicional de sus recursos.

Con la incorporación de la Quinquilla la entidad ha firmado hasta la fecha 556 convenios de custodia del territorio, estando implantada, al ser una organización de ámbito estatal, en seis comunidades autónomas, situándose la mayoría de las fincas en la Región de Murcia y provincias limítrofes.

Magnífico artículo de la periodista Pepa García sobre la finca asociada:

https://www.laverdad.es/murcia/lorca/quinquilla-apunta-custodia-territorio-20240422010013-nt.html

Agradecemos la revisión de los textos a Marielia García y Pilar Sánchez. Fotografías de Juan Luis Castanedo.

 

Firma del convenio entre María Luisa Barnés, Pilar Sánchez y Alberto Gil, promotor del acuerdo.

Alberto Gil rubricando el acuerdo.

El tradicional apretón de manos.

Cejo de los Enamorados desde La Quinquilla.

Olivar de secano y bancales.

Pilar y Alberto caminando hacia el olivo milenario.

Alberto y Pilar junto al olivo milenario conversando sobre las diferentes opciones para su conservación, que deben asumir las administraciones públicas.

Olivos de secano.

Bancales.

Rambla La Quinquilla.

Bancal cerealista.

Pijolobo (Cistanche phelypaea) una planta parásita, principalmente de especies de la subfamilia Chenopodioideae, perteneciente a la familia Amaranthaceae.

Hammada articulata barrilla o sosa planta iberoafricana frecuente en la finca que se distribuye principalmente el sureste español. De las cenizas de especies de esa familia se obtenía antiguamente sosa para hacer jabón.

Alberto Gil colocando señales con Pilar Sánchez, Marielia García y Luis Montiel, delegados de ACUDE.

Señalizando.

Marielia y Luis colocando cartel. A muchas personas, cuando van al monte, les cuesta aceptar que pasan por fincas y caminos privados sin servidumbre de paso, por lo que necesitan autorización para recorrerlos.

Señal indicativa de la pertenencia a la red de custodia del territorio de ACUDE.

Detalle con entidades colaboradoras.

Subiendo a colocar carteles junto a un viejo canalón excavado en la roca.

Punto de agua alimentado por una fuente natural.

Otra perspectiva.

Balsa para el almacenamiento de agua.

Subida al Cejo de los Enamorados.

Cortijo La Quinquilla.

Alberto junto a una morera añosa.

Hermoso ciprés.

Detalle del tronco.

Paisaje de La Quinquilla. En primer término la rambla homónima.

El coto minero de La Serrata en primer término desde la propiedad, al fondo Sierra Espuña y Sierra de la Tercia a la derecha.

Antiguo lavadero tradicional que próximamente será limpiado.

Peral.

Badland en La Quinquilla.

Villa romana.

Bancales.

El preceptivo aperitivo tras la última visita para señalizar. De izquierda a derecha: Alberto Gil, Marielia García, Juan Luis Castanedo, Pilar Sánchez y Luis Montiel.