Se ha instalado una rampa provisional en la vieja balsa de la finca para facilitar la salida de fauna silvestre y animales domésticos que puedan caer accidentalmente.
La rampa se ha montado con madera reciclada de palets viejos y se trata de una actuación previa al preceptivo vallado perimetral que abordarán los propietarios próximamente.
Igualmente se ha procedido a la limpieza del antiguo lavadero, un elemento constructivo singular con el que contaban muchos cortijos de la zona, en el que las mujeres lavaban la ropa cuando no había lavadoras.
Actualmente se está confeccionando el listado de flora y fauna silvestres que se suele realizar, cuando procede, en algunas fincas asociadas a la red de custodia del territorio de ACUDE.
Teniendo en cuenta las especiales características de La Quinquilla, que además cuenta con un yacimiento arqueológico relevante, se ha procedido, como es costumbre en algunas fincas integradas en ACUDE, a ceder llaves de la puerta de acceso a las patrullas del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil y a los agentes medioambientales de la Comarca para facilitar las labores de vigilancia o control y que contribuyan a evitar el furtivismo y el expolio del patrimonio.
Tras el trabajo los participantes en las actividades se desplazaron a un restaurante de Lorca para almorzar con otros miembros de la familia Gil-Barnés.
Fotografías de Juan Luis Castanedo.
La Quinquilla.
Bancales con olivos en la finca. Los propietarios tienen proyectada la ampliación del olivar de secano en algunos barbechos.
El olivo monumental que necesita actuación urgente por parte de las autoridades competentes.
Tronco principal del olivo.
Olivos y el emblemático Cejo de los Enamorados al fondo.
Retama (Retama sphaerocarpa), una de las pocas especies que han florecido esta primavera por la escasez de precipitaciones.
Restos de la villa romana.
Balsa de la finca objeto de actuación.
El voluntariado descargando la rampa.
Sujetando el contrapeso.
Colocando la rampa.
Fijando el extremo superior.
El equipo posando con la rampa. De izquierda a derecha: Pilar Sánchez, Marielia García, Víctor de la Cerca, Alberto Gil y Luis Montiel.
Aspecto del lavadero antes de la limpieza.
Pilar, Alberto y Víctor sacando restos de ramas.
Extrayendo lodo.
Al estar húmedo el barro se pudo sacar con relativa facilidad.
Hubo que llenar muchos capazos para vaciarlo.
Juan Luis echando una mano.
Poco a poco se va limpiando, al no disponer de una pala, la limpieza definitiva se pospuso para otra ocasión.
Canalón excavado en la roca.
Rambla de la Quinquilla.
Sierra Espuña y Sierra de la Tercia desde la propiedad.
Pinares.
Cortijo.
Restos de un arruí (Ammotragus lervia).
Cardo mariano (Sylibum marianum).
Detalle del capítulo.
Otra especie de cardo borriquero que crece en los barbechos, Onopordum macracanthum.
Detalle.
Las tejas viejas constituyen un buen refugio para pequeños animales.
Moreras e higueras.
Hozaduras de jabalí, especie muy abundante en la sierra.
Esparraguera (Asparagus sp.) con una rama nueva. Los espárragos son los brotes tiernos de la planta.
Poner una tabla favorece el acceso de pequeñas aves al agua.
Parietaria judaica, planta muy común en muros y pesadilla de algunos alérgicos.
Hongo lignícola en un viejo ciruelo, probablemente se trate de Phellinus robustus.
La comida. De derecha a izquierda: Juan Luis Castanedo, Pilar Sánchez, Antonio Alberto Gil, Mari Lola García, Alberto Gil, María Luisa Barnés, Marielia García, Luis Montiel y Víctor del Cerro.
Un ejemplo de los platos degustados: exquisitas alcachofas.
Calamares.
Uno de los postres: torrija.
Tarta helada.
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